"Sin amor no hay libertad, sino egoísmo que es el infierno."

aviso

Este blog no está recomendado para menores, así que tú mismo con tu mecanismo.

fin del aviso



8 de julio de 2007

Poemas de terror

Allá por el 98 yo todavía usaba msdos en mi ordenador y me entretenía programando cosillas en basic. Un día se me ocurrió crear un programa que combinase aleatoriamente palabras y formase con ellas 'poemas'. El resultado era grotesco, sin sentido, pero algunas mezclas de ideas me gustaban, así que algunos de aquellos engendros los aprovechaba, los retocaba un poco e intentaba darles un mínimo de coherencia. Era divertido crearlos por la temática que trataban, aunque vistos con perspectiva se puede decir que dan miedo de lo malos que son, jeje.

-fragmentos:

La televisión es caníbal, las tumbas bostezan.

Porque la pirámide que vuela encoge el dinero.

Un tiburón se ducha con miedo: plagas?

Habla el fuego con las arañas, muertas de hambre.

La luna cae, ofrece extraterrestres, en el desierto.

Huelo el subperfume de su lunar: me hace feo.

Castillos de arena juegan con mi voluntad, cogen mis lágrimas.

Dinosaurios de placer, mañana dragones,

la losa del demonio sufre de histeria,

llega el macabro más allá. Hecho de babas y lágrimas.

comenta mucho su empeño el ladrón de cementerios,

la araña espera otras lágrimas del cuchillo,

Infraterrestre, ven sufriendo a por mí

y escoge el final que quieras.

No necesita rader arena quien conoce al pirata de la tarde.

Amigos, el trabajo es el canalla peor,

Malo para el bostezo,

El océano se esconde del mundo,

La quietud total angustia a los fantasmas...

En la oscuridad sangrante yace la luna herida.

(Entre los dinosaurios ser mortal era un muermo.)

Hoy es diferente la suerte del cuervo.

-selección:

XI

La maldición del pantano: buscan veneno las ratas.
Tumba piensa que eres alma en pena.
Crepita el cadáver en el cementerio.
La rata del santuario: esa criatura que muere y renace
en la oscuridad.
Arañazos en su alma, el lobo escapa al lago de lágrimas,
yace perdido en el mañana sangriento,
necesita un pozo espeluznante.
Anoche los lagartos comían en silencio.
Odiad al decapitado tridente.
La sangre de tiburón es para los colmillos de la gárgola
caníbal del más allá.

XII

Veneno en ruinas, nublado veneno, soy terror enlosado.
La cueva serpiente va tras cadáver-con-lápida.
El pozo respira, crepita el fuego inmortal.
El ladrón creado agobia a la tribu de pesadilla.
La muerte, en penumbra, desgarra la luna.
Ser infernal, baboso, más allá, deshace con saña almas de rata.
Necesita calaveras contaminadas el espíritu del pantano.
Un tiburón arañó mi cara ayer en silencio.
El extraterrestre, tras el escalofrío de la criatura, renacerá.

XIV

Criatura de la secta.
Un viento sanguinario usurpa el espejo.
El guía de la tribu quiere la mandíbula esta...
Mañana renace el lobo, ayer se ocultó el terror,
a la sombra abominable del cementerio.
Ahuyenta al endiablado ogro de tu losa putrefacta, si puedes, cadáver.
Zombi odia bosque, unas ruinas nublan la noche.
Una piedra escapa del castigo crujido.
Pasa el decapitado que ulula con su daga oculta.
Sin espíritu vigila el monstruo que crepita.

XVI

Mi esqueleto os matará, aun muerto o decapitado.
Suspiro endiablado hoy.
Seré crujido del alma y sangre del espíritu.
Mataré en susurros al hechizo de mi losa profunda,
perdida en un maldito cementerio.
Ahuyentaré la tormenta de las nieblas.
Sin más, me deslizaré chillando entre las macabras ruinas.
Respiraré medio muerto las babas del pánico.
Con un pie y mi calavera escaparé de mi lecho.
Y del abominable dormitorio.
Cual escalofrío espeluznante surgiré,
de entre las sombras de las tinieblas.

XX

Desgarra la niebla un monstruo, persigue al vampiro Bretcha.
Es salvaje y mientras respira masculla ruinas.
Tras la niebla fantasma muchos colmillos aguardan.
Bajo el frío invernal de la extraña noche de luna hiena.
Este loco monstruo sigue a la muerte viviente.
E(se r)astrero salta y escapa de su lado en un suspiro.
Mientras el espeluznante ogro golpea, sudando, la penumbra.
En la espesura del bosque el vampiro ya no espera.
Para ver al malvado de raras intenciones.
Que antes era su paternal protector.

XXII

Extraterrestre súplica.
El viento sopla en la cumbre del Escalafríos,
un murciélago muere de agonía (otro pobre diablo a las tinieblas),
el más allá es rico en bosques (de losas),
yo lo descubrí con mi tenebrosa vista,
el dolor crepita, ataca a días,
tiene réplicas y lagartos,
la alucinante oscuridad indaga en tus demonios,
la mandíbula del pánico sangra,
persiguen las ratas cadáveres,
suspira el murciélago, espera con sigilo sus gotas de sangre,
desolados, los espíritus, acuden y caen al pozo sin fondo.

XXV

'Tanto mejor si está muerto, mejor perdedor, mañana huesos y tierra'.
Piensa con su amigo al frío.
'Necesita salud este perdedor, tu nombre, si eso, será el más grande'.
Sinónimo de cómo quedó al final tras verte masticar su lengua con ruido, de perdedor.
Le ruega después mascar con mal diente su cuidado vientre.
Él calla, le apetece pillarlo despierto,
sus lágrimas y su ombligo son mejor que el paraíso.

XXXVI

Despierta, ven, estás muerto.
La nada te espera.
Olvida tus mundos perdidos.
Este desierto sin fuego te pertenece.
No mires atrás.
Agradece tu destino y ven.
Están todos esperando verte.
Cuida, no pises a estos...
Deja de andar por los suelos, eres aire!
Mañana todo seguirá igual.
Tienes toda la eternidad para llorar si quieres.

XXXVIII

Sangre flotante usurpa las cicatrizadas huellas.
(Suelta un suspiro la luna, llena de pintura).
El peligro que vino del sanatorio lucha en la cueva,
estaba castigado a ver sufrir su espíritu inquieto,
pero el guardián de la celda cayó
y el prisionero arrancó su alma a crujidos.
Hoy un tormento oculto lo persigue por dentro;
Despertando de su pozo, cerrado con silencio,
surge algo por las huellas que más odia.

XXXIX

Un bosque en silencio, atentas sus ramas.
Nadie del más allá querría pisar, ni muerto,
al abominable Abominable.
Junto al silencio de muerte escapa la medicina de la serpiente.
Mientras no hagas ruido ni arañes los hilos
el terreno esconderá sus mosquitos, a la espera.
Si llega el terror que asfixia (el veneno olía mejor)
verás, sobre sus olas de agua salvaje,
algo flotante y macabro que devora lo que eras,
cuando marches al reino de las almas.

XLIII

La piedra del lagarto surgió con el terror:
Huyó el viento salvaje, sangró el pantano
y el diablo naufragó.
Quedó el suelo sin huellas, la selva se tragó sus tribus
y el lobo enmudeció.
En la penumbra yacía una losa inquieta, en silencio empezó a llover,
entonces, un demonio rugió (vencida la losa),
la lluvia lo saluda.
Pasos que salen en busca de alguien, la arena observa el oleaje, espectante.
La furia lo acompaña en su caza: regresa de las sombras
el espíritu del escalofrío.

XLVI

En sepulcro líquido te ahogas.
Muere tu pesado diablo,
te hundes en el mar agotado.
Pues, antes, la criatura vampírica hizo lo suyo.
Te seguía paciente, hasta tu naufragio.
Abierta tu sangre, salió inquieta su sed.
Mientras tus lágrimas caían al mar,
que te ha atrapado con su susurro.
Aquel, tras saciarse, quiso salvarse de la muerte.
Pero pudo más el mar con sus olas.
Ondulantes caéis el diablo y tú,
a las profundidades del líquido.

XLVII

Calavera sin serpiente,
cicatrizadas las grietas, sus lagunas son un remanso de paz.
Calavera sin color,
selladas las salidas, nadie encuentra su lugar.
Calavera sin presente,
apagadas las antorchas, la vista deambula a sus anchas.
Calavera sin destino,
sofocados los alaridos, nadie perturba a los espíritus.
Calavera sin amigos,
congelado el viento, ningún esqueleto tiene frío.

XLVIII

Mano fantasma, aprietas pero no agarras.
La brisa te arrastra hasta las ruinas.
La luna se burla de tu lamento silencioso.
Ninguna historia aguanta hasta el infinito.
Tus pesadillas te acuchillan en la noche.
Ya no hay lágrimas en tu ser.
Todo resbala sobre ti mientras buscas un refugio:
La sólida calma de una lápida.
Lástima que nadie te ceda la suya.
El océano respira, bostezan las nubes
y sigue sediento el diablo muerto.

XLIX

Asustada desliza su maldición al pantano,
contaminada y sin medicina.
Huyó su lado más normal.
Una brisa genial acudió en su auxilio,
la tormenta murmura mientras respira.
Despliega su odio con luz hiriente,
la tierra se espanta y la siguen sus duendes.
Las piedras tiemblan hacia el filo peligroso de la noche.
El vampiro no quiso volar hoy (por si acaso).
LLueve.
El sonido apaga poco a poco su furia
y la luz vuelve a la vida.

LI

Destruido el monasterio por Babas y Lodo,
creado por la hermandad de la Nueva Luz (antes).
Guardan:
Sus huertos putrefactos, restos de seres, de sobra
para los mosquitos que allí habitan.
Los felinos dominan:
El claustro.
Derruidas, las murallas sirven de cobijo
para algunos lobos y serpientes.
La cocina es el reino de las moscas
siempre.
El bosque avanza, en busca de sales, por las celdas.
En la iglesia:
Charcos y ranas bajo la bóveda celeste.
Y los libros yacen, en sus estantes,
roídos por las ratas.

LII

I
Alma miedo, caído pozo,
aurora lejos, arriba.
Frío exhalo, sangre siento,
clavado, quieto, herido.
Lágrimas pánico, dolor animado,
tierra húmeda, resbala.
Sepultado, barro hundido.
Asfixia, lodo ahoga, blando,
muero.

II
Ardo ciego, bajo lento,
siento dentro,
cruel dolor eterno,
agonía.
Arrastrado infierno,
demonios comen muerto,
alma dentro, grito ahogado,
luz muy lejos.

LIII

Una daga traspasa el infinito, se desliza con su aura de pánico,
a su paso deja una estela de dolor y muerte.
Se acerca.
Oculto tras el espejo se oxida un cuchillo, manchado de sangre seca,
su filo se mantiene afilado.
Silbante, la guadaña mellada sesga a sus victimas,
la muerte no tolera a la vida en sus negras tierras.
Alguien clavó unas frías tijeras nuevas a su hijo,
para cortar un escalofrío.
La locura del vecino separó una guillotina chirriante,
con su refrescante impulso le guió al otro mundo.

LIV

Pozo de fuego, el humo cubre tus grietas.
El corsario ahuyenta a la gente con sus babas.
Tu silencio, traidor, roza su brazo.
Moldeable, repta el viento siguiendo a un ogro.
Oculto en las mazmorras murmura un demente, hambriento.
Odia a la luna llena.
Un zombi decapitado deambula por los montes.
Perdido.
En busca de algo que necesita pero que ignora.
Irritante.
Un travieso diablillo arrastra su tridente,
estridente.

LV

El mecanismo que da vida al océano no está roto ni destruido,
pues trabaja oculto.
Su ruido saluda a muchas aves y, con suerte,
algún avión describe su camino sobre sus aguas
animadas.
El mecanismo zumba en la playa para todos
los que cruzan su línea y dejan la isla flotando
sola.
Tal vez tú lo veas cuando te arrastre
al fondo.